Penélope,
continúo esperando tu decisión.
He venido de lejanas tierras donde florece el
trigo y la miel.
Desde allá he traído estos presentes.
Acepta este collar, estos pendientes, estas
pulseras;
oro y perlas para ataviar tus movimientos.
Tenme presente entre estos cientos y hazme
primero.
Mira que no he alborotado tu casa
en el aprestamiento de mi corazón
que busca, en desvelo, amor.
Concédeme ésta, tu virtud de la primera boda,
tu amor resguardado.
Acepta mis presentes. Yo esperaré tu decisión.
Estaré aquí aunque hacia mis barcas
sople el viento contrario.
He aquí viene la aurora de rosáceos dedos
a menguarte los días.
No te escabullas en ese tejido.
Cualquiera arco tensaré para traspasar
el límite de tu corazón.
¡Oh, bella Penélope!
¡La más radiante de los hijos de los aqueos!
Iré a buscar el anillo de la promesa
y a organizar el festín
mientras lo decides con tus nobles consejeros.
Andrés Giraldo Balcázar
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