Por: Laura Arias Otero
- Atenea, diosa de la supuesta sabiduría,
si en verdad eres sabia ¿por qué me convertiste de
esta manera?
Mi belleza se fue como una cometa,
mi pelo se tornó en serpientes,
y mis dientes en colmillos penetrantes.
-Medusa, peor enemigo de los mortales,
Tu ser vanidoso fue el culpable de que te guiara hasta
aquí,
¿Creíste que la deshonra que me causaste en mi templo
no sería castigada?
- Vivo rodeada de almas errantes,
lo sufren mis ojos petrificantes,
oigo los murmullos del silencio que me dicen en voz
alta,
cómo el más mínimo error puede acabarlo todo.
-Medusa, tú ya eres alma errante en el inframundo.
Entre las llamas, tus llantos son un mar de sequía,
Tus ojos hablan más que mil palabras,
muestran los mayores temores,
pavorosas pesadillas que devoran las almas.
- Yo, Medusa, guardaré infinita ira contra ti.
No ignorarás el odio que te tengo
por haberme convertido en el monstruo que soy,
Para nadie existo. Me desvanezco en la ceniza más
fría.